26 de septiembre de 2024

A) La ciencia de la validez formal de la deducción, “lógica clásica”, se asienta en tres principios: identidad, contradicción y tercero excluido.

El principio de *identidad* —que toda entidad es idéntica a sí misma— afirma que si un enunciado es verdadero, entonces es verdadero (p -> q es verdadero). El principio de *contradicción* —nada puede ser y no ser al mismo tiempo— afirma que ningún enunciado puede ser verdadero y falso a la vez (p ˄ ~p es falso). El principio del *tercero excluido* —es o no es, uno tercero no se da— afirma que cualquier enunciado es o bien verdadero o bien falso (p ˅ ~p es verdadero).

¿En aymara? La identidad es _pachpa_ <mismo>, constante; pero también algo puede ser _kipka_ <igual>, comparable. La *diferencia* puede ser _yaqha_ <otro>, separado, o también _mayja_ <distinto>, desagradable.

En aymara no hay la noción de *contradicción* o antagonismo inmanente; lo que hay es _purapa_ <ambos>, de dos lados, sea complementariedad o confrontación. Algo puede permanecer idéntico, pero también convertirse otro, volverse diferente, asemejarse, parecerse, cambiarse, reubicarse…

Tampoco se excluye lo tercero; se admite como intermedio, _chika_ <medio>, que conjunta; pero también como incertidumbre _inasa_ <quizás>, como duda _pächasiña_ <estar entre dos>, como posibilidad (-spa), como contingencia, _chiqächi k’arïchi_ <será verdad o será mentira> …

B) Y la lógica clásica es apofántica, bivalente y asertórica con respecto a los enunciados.

Es apofántica porque opera con proposiciones que tienen valor de verdad, esto es: que no son imperativas, expresivas o interrogativas. Es bivalente porque considera solo dos valores de verdad: verdadero y falso. Es asertórica porque no admite grados o matices en la verdad o falsedad (es o no es sin más), ni alguna modalidad (necesidad o posibilidad).

Naturalmente en aymara se separan los interrogativos, imperativos… Pero cabe pensar que no es bivalente —aunque en la práctica suele exigirse decisiones “tajantes” y claras, rechazando las divagaciones—; más bien se incluye —en la reflexión— el tercer valor intermedio (por eso es que, a falta de la determinación de otros valores de verdad, se acepta la lógica trivalente).

Y no solo es asertórica, pues admite grados fuertes y débiles de la verdad o la falsedad (de ahí que es adecuada la lógica modal).

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