26 de septiembre de 2024

PARA QUIÉN SABER (KHITITAKI)

Ahora podemos ocuparnos del destinatario de la cognición. Como agente en la interacción, toda persona puede ser el emisor de saber (el responsable de conocer), y como receptor también cada persona puede ser el paciente de la acción; pero la dirección de la cognición igualmente varía, según ‘para quien’: para mí (nayataki), para otro (yaqhataki) o entre ambos (purapata). ‘Para uno mismo’ lo marca el sufijo reflexivo (-si) —y cuando es mediado por una causa previa, se expresa con el sufijo asistivo (-yasi)—, si es ‘para otro’ hay el sufijo benefactivo (-rapi) y el detrimentativo (-raqa), y cuando es ‘entre uno y otro’ está el sufijo recíproco (-si).

El yo cognitivo. El sufijo reflexivo (-si) nos ayuda a comprender el “uno mismo” que hace algo, por ejemplo en phaya-si-ña <cocinarse>, no indica que ‘algo se cuece’ o que ‘uno mismo se pone al fuego’, más bien es <cocinar para uno>. El sujeto de la acción es él mismo el beneficiario o es el poseedor del objeto cognitivo.

En el caso del ver, uña-si-ña <verse>, no expresa una autoobservación, el ver lo que uno ve, sino <ver algo que es mío>, como observar mi mano, mis pies o un objeto cercano visto <para mí>, y también es una acción que <regresa para sí> —como en yanasiña <intentarse>.

En el caso del pensar, no es común (aunque es dable) decir lup’i-si-ña <pensarse>, lo que sugiere que no se reflexiona sobre sí (autoreferencia) sino que se considera todo lo demás, es una acción relativa al ambiente contingente (no del yo inseguro); tampoco parece haber recíprocamente.

Cuando se trata de saber, yati-si-ña <saberse>, como reflexivo es ‘saber algo para mí’, experimentar lo que me va suceder —sentir es presentir (como el morirse)—; como recíproco es apegarse o ‘acostumbrarse a otro’, una adhesión emocional por proximidad.

Respecto al entender, amuya-si-ña <comprenderse>, como reflexivo es habitual el ‘darse cuenta uno mismo’, en una autoevaluación y en vinculación propia a lo esperado (como cumplir un rol) —en este caso sí hay el yo (intelecto) que ejerce el entender desde sí, sobre sí y para sí—; como acción mutua es el ajuste a la normativa o el avenirse a los preceptos (que procede de otros), no solo entre ‘uno y otro’ sino entre todos: amuyasipxañäni <nos daremos cuenta>.

El agente cognitivo además puede encausar otros medios (y personas) a fin de beneficiarse, por ejemplo sata-yasi-ña <hacer sembrarse>, esto es no solo sembrar yo para mí mismo sino lograr que otra persona me lo siembre. Mientras que es normal el uña-yasi-ña <hacerse ver> o también yati-yasi-ña <hacerse saber>, no es usual decir lup’i-yasi-ña <hacerse pensar>, porque no es común que otro piense por mí, ni es posible amuya-yasi-ña <hacerse entender>, porque el entender no una relación causal (no aparece causalmente) ni es cuestión de que otra persona me lo entienda.

Cuando se trata de saber para otra persona, es acostumbrado el uña-rapi-ña <ver para él/ella>, cuando el favorecido es estimado, y el uña-raqa-ña <ver para otro>, cuando el beneficiado no es estimado. Igualmente para…

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