29 de septiembre de 2024


Lo planteado por J.J. Bautista

Para Bautista la epistemología es pensar cómo se piensa la realidad, y lo que se piensa depende de cómo (el cientista) se apropia de conceptos y categorías para producir conocimiento —ahí la actitud latinoamericana se basó en el prejuicio de adoptar las modas teóricas de Europa y EUA. Con la caída del socialismo real no solo sobrevino la imposición de la economía de mercado neoliberal, también se globalizó su método, ciencia y realidad (neopositivista): la ciencia burguesa conservadora del orden moderno (euro-americano), que ya no busca transformar el mundo sino solo explicarlo.

Dado que las cosas se determinan por el Ser (el horizonte que da sentido a todo ente), cuando la filosofía piensa el mundo, la época o la realidad, lo que hace es formalizarla (abstraer en conceptos y categorías) aquella realidad que todos viven ingenuamente; pero la categoría de Ser es griega, es una mirada de la realidad DESDE Grecia, y al adoptarla Europa NIEGA a todo el que no le pertenece, el otro (el no-ser, inferior, dominable).

Aunque —el Ser griego— siempre es con la pretensión de universalidad. “Cada humanidad en cada cultura y en cada época vive, cumple y realiza lo que se concibe que “debe” ser todo ser humano” (Bautista, 2013, p. 33). Sin embargo, no hay que olvidar que Grecia fue una colonia egipcia y que no fue occidental sino oriental; que Europa lo rapta para inventar su historia, negando con ello sus antecedentes y destruyendo la memoria de los pueblos que conquistó.

El problema es que el filósofo latinoamericano no piensa “desde” la realidad u horizonte nuestro, sino desde el Ser llamado Europa: “siempre parte del concepto de realidad, de teoría, de conocimiento, de verdad, de lógica, etc., que la modernidad occidental ha desarrollado” para sí (Bautista, 2013, p. 40), produciendo así más bien el des-conocimiento, solo una ideología que oculta nuestros problemas; tal ciencia no es universal y la prueba está en el subdesarrollo de nuestros pueblos y de ‘nuestra ciencia’. Porque el proyecto de la modernidad no es nuestra. Entonces, hay que partir “desde nuestra realidad histórica”, la concepción de la naturaleza, lo humano y el universo que no es la misma que la europeo-occidental.

Nuestras cosmovisiones (que no son imaginarios) tienen un “contenido objetivo de verdad y de realidad”, cuya prueba es la sobrevivencia de nuestras comunidades originarias gracias a sus conocimientos; sistema de saber negado por la modernidad que objetivamente ha reproducido la vida en condiciones adversas (Op.cit. p. 47). Una característica es p.e., para Bautista, que con la naturaleza la relación cognoscitiva fundamental es Sujeto-Sujeto.

La razón debe partir desde otro horizonte ontológico, ya no el Ser (determinación y totalización) sino de la realidad abierta, trascendente, “más allá trans-onto-lógico”, más allá que la modernidad (dominación), con el criterio material de la reproducción de la vida de todos; un pensamiento posmetafísico y trans-moderno, ABIERTO a lo nuevo e inédito, pre-dis-puesto (en contra, separada y anterior al Ser) y con lógica de la indeterminación, de lo extraño al Ser, porque nuestras realidades (no occidentales) no pueden ser conocidas a la manera occidental (el método científico NO es universal, su conocimiento no es verdadero).

Producir nueva ontología (lo que es y debe ser la realidad) y epistemología (forma pertinente de conocer este ser), una nueva filosofía de la ciencia (conocimiento verdadero) y aterrizar en un método; con una lógica de problematización de la realidad potencial. Desde una concepción aymara, otra ontología sería Pacha: el tiempo-espacio-materia-movimiento donde anida todo lo visible e invisible, existente y viviente, como el jaqi <persona> y los aphalla <deidades tutelares> (Alvarez, Chura y Callisaya, 2018).

En conclusión “el conocimiento que produjo el pensamiento latinoamericano, es también culpable o responsable de nuestro subdesarrollo, atraso y dependencia. Porque intentó conocer nuestra realidad, con una concepción de realidad y conocimiento que no se correspondía con la nuestra y que por eso siempre terminó por negarla y encubrirla. Haciendo esto, impidió nuestro desarrollo, es decir, nos subdesarrolló. Desarrollando la teoría, la ciencia y la filosofía moderna, subdesarrolló nuestros conocimientos ancestrales, nuestras concepciones relativas a la vida, a la naturaleza, al universo y al cosmos. Impidió el desarrollo de lo que de posible y potencial hay en nuestra realidad, y así se convirtió en obstáculo teórico y epistemológico, que en vez de ayudarnos a crecer, impidió el desarrollo de nuestro OTRO MODO PROPIO QUE SER” (Bautista, 2013, p. 82).

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