Chiqäña <ser verdad>
Aunque en aymara no hay la noción de ‘realidad’ como <lo que es independiente a lo conocido>, porque lo real simplemente es lo verdadero, ni tampoco como <lo externo a lo interno> —mundo y mente—, no obstante con lo que nos topamos y de lo que podemos cerciorarnos como verdad (chiqa) primeramente se nos presenta como kuna <qué>, luego se nos aparece como uka <eso>, después se ubica como <ser/estar> y lo sabemos/entendemos akhama <así>.
a) El KUNA es lo indeterminado (pero no la nada) que puede adquirir forma al interactuar, es algo que aún no se sabe, se desconoce (como cuando se dice kunäskchiya <qué será pues>), que todavía no es (es decir kunäpasa <sea lo que sea>), pero existe y se tiene (o también jan kunani <que no tiene nada); puede denotar todo (taqi kuna <todo lo que hay>), pero en diversidad (kunaymana <esto y aquello heterogéneo>) —o el inchhi <eso, este>, pero innombrable.
Asimismo, el algo ‘material’ se complementa con la no-especificación espacial: el kawki <dónde> es el lugar del hecho, pero aún no definido (como kawkinsa <dondequiera>) ni conocido, pero connota desde algún sitio hasta alguna parte (kawkit kawkikama). Entonces se puede decir kunas kawkis paschi <lo que sea y donde sea que pase> se puede seguir…
b) El UKA es lo determinado (aún no conceptualizado) que es mensurable, ubicable y medible; es lo que está ante los ojos y a la mano —como la “segundidad” de Peirce—, que está en la mirada inicial y el primer tanteo. Por un lado, es algo ya susceptible de ser señalado o enfocado —el esto visualizado ahí, localizado—, y en esto el aymara presenta cuatro niveles de deixis espacial, cuatro alcances visuales: aka <esto>, uka <eso>, khaya <aquel> y khuri <más allá de aquel>; que se desdobla en aksa <este lado>, uksa <ese lado>, o también khaysäxa <aquel lado>, khuräxa <al otro lado>.
Por otro lado, ‘eso que está ahí’ es proporcionado, es de un tanto —el esto medido, situado y fijado—, por ejemplo es akch’a <(de) este tamaño>, ukja <(de) esa cantidad> o <en ese momento>, ukärsa <en esa hora>; pero también es lo similar, como akjama <como esto>, lo identificado ukniri <ése> y lo definitivo, como ukakucha <en ese caso sí>.
c) Lo que aparece en ahí, intuitivamente localizado, medido y distinguido, adquiere luego un SER (siendo ya un fenómeno descriptible) y llegando a situarse en el espectro de sentidos del mundo de la vida —ser algo entraña estar-en-ahí y ser-una-cualidad: con el sufijo existencial locativo -nka (por ejemplo en utankaña <estar en la casa>) y con el sufijo existencial fijo -¨ (por ejemplo en jaqïña <ser gente>, o chiqäña <ser verdad>), así como el verbo kankaña (por ejejmplo awki kankaña <estando en la condición de padre>). Es lo nombrado (tanto del objeto/sujeto como de las acciones que dan lugar a un suceso) y es clasificado entre las ‘entidades’ que existen en la realidad.
d) El AKHAMA <así> es lo conocido y comprendido conceptualmente, que define claramente el modo de ser de la realidad, por ejemplo se sabe cómo se hace algo y se lo hace ver (akhamaw luraña <así se hace>), es decir, lo que es esto o aquello (es y está) es un hecho demostrable. Así lo existente es la unión de las dimensiones fisicalista (objeto, suceso), fenomenológica (percepción del sujeto) e ideal (abstracciones).
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Waliki yatichiri.