5 de noviembre de 2024
silhouette of man during nighttime

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La sabiduría del chuyma

Es indudable que los resultados de la racionalidad moderna son irracionales: está llevando a la extinción de la humanidad. Un sistema económico en el que solamente interesa el aumento de la tasa de ganancia en manos de propietarios privados (el capitalismo), incluso cuando se planifica el aumento de la tasa de producción bajo gestión burocrática estatal (el socialismo), no solo genera desigualdad, explotación, miseria o guerras por la acumulación, sino la destrucción de los ecosistemas y el planeta. Lo mismo en la política, nacional e internacional, en tanto que el poder (incluso con deliberación democrática) se entiende como dominación: el sistema produce exclusión, opresión, injusticia…
¿Cómo salir e ir más allá de la modernidad? “Es desde el género negado, desde las razas discriminadas, desde las culturas despreciadas, desde sus lenguas, sus tradiciones, desde sus modos de producción agrícola, desde su organización política, etc., que se origina la crítica a la modernidad”. El proyecto “transmoderno” (la exterioridad) no sería otra modernidad (universal, sino un pluri-verso) ni una nueva modernidad (concluyendo las tareas inconclusas) ni múltiples modernidades (las culturas modernizándose a su manera), sino una nueva Edad del mundo (Dussel, 2013, p. 364).
¿Se diría lo mismo de la racionalidad moderna en cuanto tal? Es decir, si la comprensión eurocéntrica de la modernidad es la Ilustración y racionalización (Weber, Habermas), ¿la propuesta de su superación sería nomás formular otra racionalidad?, ¿transitar de una razón a otra razón? En sus últimos trabajos J.J. Bautista —introducido por ejemplo en sus “Cinco meditaciones de-coloniales” (en adelante: CMD, 2018)— planteó más bien otra ruta: que “hay que hacer inteligible ese “MÁS ALLÁ QUE LA RAZÓN”, hay que hacer que la intuición trascienda la mera logicidad de la razón” (CMD, negrilla nuestra).
En Europa se FORMULÓ —no es condición natural— La Razón, desde el ego cogito de Descartes en 1637, pasando por la razón pura de Kant en 1781, hasta el espíritu absoluto de Hegel en 1807 y siguientes años, que en el siglo XX se lo discerniría como racionalidad con arreglo a fines, instrumental. Lo que ahora apremia es trabajar “otra idea de razón, más allá que la modernidad” (CMD). También desde la neurociencia ya se cuestionó “El error de Descartes” (Damasio, 1994) y se está en “En busca de Spinoza”, quien admitía el conocimiento del corazón.
En su obra premiada “¿Qué significa pensar desde América Latina?” J.J. Bautista, en base a la teoría del fetichismo de Marx, habla aún de la transición de la racionalidad moderna hacia la racionalidad de la vida y también del desarrollo de la vida; pero —como una hipótesis— podríamos concebir que “pensar desde amerindia” y “pensar desde Abya Yala” nos llevaría más bien dejar la idea de racionalidad y pensar “cómo ir más allá de la modernidad, ya no solo como racionalidad, sino como forma de vida” (CMD).
En la transición civilizatoria —de la sociedad moderna hacia la comunidad transmoderna— la idea de razón se difumina y deforma, ya no entiende la nueva realidad. Pero —se pregunta, y responde, Bautista— “mientras tanto ¿qué hago con la razón cuando no tengo claro lo que ella sea? Aquí es cuando surge la auto-conciencia de que la anterior idea de razón ya no funciona y por eso mismo no puedo seguir haciendo uso de ella para pensar lo nuevo”. ¿Acaso estaría disponible otra forma de racionalidad, la cosmovisión de los pueblos originarios como Otra Razón? Pues no: “No es nomás hablar de “la razón del otro”, o de “razones otras”, sino que paralelamente hay que mostrar cuál es su contenido. Aquí es cuando nos apareció con fuerza el problema del más allá de la razón: ¿qué es lo que está más allá en concreto del logos moderno?” (CMD).
Lo que está más allá de lo presupuesto por la razón moderna es el mito, pues —como en la Grecia clásica— la modernidad se autodefine como la superación del mito por el logos, por lo que se habla del desencantamiento y la vida secular. Pero la modernidad misma es mito (el fetichismo de la mercancía, el capitalismo como religión…), es decir el mito es una condición humana. Entonces, habría que recuperar la dimensión mítica de la realidad, los mitos milenarios que dan sentido al modo de vida. Además, aceptar como postulado “la espiritualidad contenida en toda la realidad, hasta en la llamada materialista” (CMD), y reconociendo esto, que “Todo en la realidad tiene su propia espiritualidad”, podríamos entender también la conexión de lo existente, pues, aunque no esté inmediatamente a la vista, —diríamos nosotros— se ‘siente’ al habitar el mundo e interactuar cotidianamente con los otros ‘seres’; espiritualidad que no es tematizada por el logos, que solo conoce lo que aparece a simple vista.
El logos se comporta de modo lógico, razona sobre lo conocido. En cambio, al no estar aún definida/conocida la nueva realidad, la meditación es intuitiva, vacilante, precavida. Así, “la intuición ya no ve solamente con los ojos, ya no comprende la nueva realidad intuida SOLAMENTE CON EL CEREBRO, SINO CON TODA LA CORPORALIDAD SENTIENTE, la cual se constituye en el nuevo contenido a ser tematizado y pensado” (CMD, negrilla nuestra). “La intuición ya no confía en el cerebro y la razón, es más duda de ella como dimensión privilegiada del acto de conocer” (CMD). De ese modo nos acercamos a la idea del chuyma.
La transición no es lógica, el pasaje se da siempre de modo existencial. “Es decir, en última instancia no se hace el pasaje de una idea de razón hacia otra, sino de una forma de vida hacia otra. Y por esta vía, la subjetividad [el chuyma diríamos], antes concebida sólo como ego cogito, ahora recupera la materialidad que la hace posible ser de otro modo. La corporalidad deja de ser res extensa, mero cuerpo, y recupera su DIGNIDAD SENTIENTE y existencial. Ahora la subjetividad se da cuenta que es nada sin la materialidad de la corporalidad suya, por eso medita ahora con la totalidad de su ser, como unidad. Como había sido antes” (CMD). Esto se expresaría con taqi chuyma <de todo pulmón>.
Con este giro existencial, ¿cómo diríamos que sabe o intuye el chuyma? “Si el logos busca el conocimiento. La meditación busca la sabiduría. El logos moderno como conocimiento, se ha vuelto instrumental. Da lo mismo si sirve al gran capital, las burocracias privadas, a las transnacionales, el pentágono o la CIA. En cambio, la sabiduría es siempre para la vida, por ello la meditación no busca al logos, sino que, busca a la vida” (CMD). La modernidad “despojó a la razón de toda forma de sensibilidad y de materialidad”. Encerró la ‘mente’ en el cerebro, la razón se deshumanizó, “porque la humanidad es inteligencia sentiente, y lo es, porque “es” viviente”. Ahora estamos en otro tiempo, nuestro tiempo, y hay que trabajar para que lo nuevo “no solo pueda ser imaginado o concebido, sino inteligido, o captado por otro tipo de inteligencia sentiente, por otro tipo de sensibilidad” (CMD).
[Desde el aymara, es otra elaboración, que se adelantó (en otros sitios) provisionalmente]

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